CARACOLES para DA VINCI
Un confortable y hermoso lugar para comer, que atiende puertas adentro desde los años ’50. Se lo recomienda de boca a boca, por eso reúne a habitués de un menú selecto, que presenta un menú de raíces étnicas y que, sus dueños, califican como reconstructivo. Es mejor descubrirlo acompañado por
Lo atienden con simpatía desbordante en Hidalgo 878, Parque Centenario, donde funciona también una sala de teatro under conocida como El Piso, que comanda el grupo PACC (Proyecto Artístico Circense).
Su menú puede dejar encantado al más exigente en la materia. Recomendamos el pastel de osobucco al vino tinto, con puré de batata al caramelo, una delicia imperdible. El vino es variado, pero pedir el de la casa que no se va a arrepentir.
El postre preferido: brownies (aclaremos que si pide flan con crema la respuesta será un “no” sonriente). En caso de optar por otro, recomendamos el tiramisú, una receta cuyos ingredientes (como todos los platos de la casa) forman parte del código secreto de la invalorable chef Malu Pizarno, un encanto que forma parte del lugar: una casona de principios del siglo XX.
No es caro, ni tampoco barato. Como afirma la seductora Sofía Marrone “es lo justo”. Y hay que reconocer que no se equivoca.
En suma, una exquisitez nada frecuente en esta misteriosa Buenos Aires.
HERNANDO HARB
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