martes, 28 de septiembre de 2010

GINGER Juncal 4660 - Ciudad Autonoma de Bs.As.-Hernando Harb














GINGER

Juncal 4660 - Ciudad Autonoma de Bs.As.


Un nombre sugestivo, de una bailarina inolvidable, la compañera del flacucho zapateador Fred Astaire. Bueno, ése es el origen del nombre de este restaurante inaugurado hace un año en una zona de Palermo ideal: cerca de la Rural y de Palermo.

En el confortable local (amplio y sus mesas están distribuidas como corresponde) asoma la figura de la famosa bailarina desde una gigantografía ubicada sobre la barra. No deja de mirar a los presentes y nos saluda con un paso de baile elegante aunque el rey del tap esté ausente.

Es obligación degustar un trago antes de elegir la mesa. El servicio es de primera y el visitante percibe en cada detalle un toque de elegancia infrecuente. Entre los tragos no podía faltar el denominado Ginger, si usted prefiere con vodka pero sí con un toque de jugo de pomelo. La gente del bar es un encanto, no lo dejará de notar.

Como menú esencial, y despojados los caballeros de su invisible sombrero de copa, recomendamos la siguiente elección:

Entrada: una ensalada de pulpitos con pistachos, radicchio y cebolla. Exquisito preaviso de lo que continuará.

Principal: raviolones de salmón o salmón blanco. Ambos platos son un deleite.

Postre: si no quiere saborear alguna de las copas heladas se impone una porción de mini gateau de chocolate.

Todo está comandado (gastronómicamente hablando) por un chef digno de una comedia norteamericana con fondo musical de Cole Porter: Diego (alguien nos mencionó su apellido: Haidar).

¡Ah, las bebidas! Hay una carta que incluye con sabiduría etílica e inevitable elegancia en la selección cien etiquetas (o un poco más). De manera que está la bebida a cargo de los visitantes a este elegante y moderno restaurante bautizado con el nombre de una mujer inolvidable. Ginger atiende en Juncal 4660 desde el martes a domingo por la noche.

Las exigibles reservas hacerlas al 6261-6200.

Al retirarse del lugar, hay una rubia que parece sonreírle como pocas.

No se olvide el sombrero de copa en la mesa.


Hernando Harb

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