Sarmiento 1334 - Ciudad Autonoma de Buenos Aires
Historia del Club El Progreso (http://www.clubdelprogreso.com)
Nace el Club en marzo de 1852, conflictivo año para Buenos Aires y el resto de la Confederación. Hondas diferencias políticas separan a los argentinos, aumentadas por los hechos de violencia que se han vivido a fines del período rosista. Pero para que la sociedad se recupere, cierre sus heridas y avance hacia el futuro próspero que todos desean, es necesaria la unión, o por lo menos el respeto mutuo entre sus dirigentes. Estas son las ideas que mueven a don Diego de Alvear y a un grupo de vecinos de Buenos Aires a proponer, en el acta de fundación d el Club, "desenvolver el espíritu de asociación, con las reunión diaria de los caballeros mas respetables, tanto nacionales como extranjeros...conciliando en lo posible las opiniones políticas por medio de la discusión deliberada, y mancomunar los esfuerzos de todos hacia el progreso moral y material del país". A esta propuesta se suma la intención de "poner en contacto las ideas y los hombres, hacer desaparecer al egoísmo y acordar la mas decidida protección al trabajo". El espíritu de conciliación y la moderación con miras al resurgimiento moral y material del país y a su crecimiento económico fue en definitiva lo que unió, entonces y ahora, a los integrantes de esta institución cuya nómina de socios es un compendio de la historia argentina. Encontramos en ella a 16 presidentes constitucionales de la Nación: Urquiza, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Pellegrini, Luis Sáenz Peña, José Evaristo Uriburu, Quintana, Figueroa Alcorta, Roque Sáenz Peña, Victorino de la Plaza, Yrigoyen, Alvear, Ortiz y De la Rúa; vicepresidentes, ministros, artistas, hombres de letras y de ciencias, de política, de negocios, (casi todos los presidentes del Banco de la Nación desde su creación en 1891 a mediados de este siglo.) Por dar algunos nombres podemos hablar de Aristóbulo del Valle, Miguel Cané, Lucio V. Mansilla, Estanislao del Campo, Eugenio Cambaceres, Tomas Casares, Estanislao Zeballos, Angel de Estrada, Juan Agustín García, Cecilia Grierson, etc. etc. Entre tantos conocidos destacamos la figura de Lucio V. López y Leandro N. Alem, el primero por haber inmortalizado el Club del Progreso (situado entonces en el famoso palacio Muñoa de Perú y Victoria) en su novela "la gran aldea" y el segundo por haber elegido esa sede para el último encuentro con sus amigos cuando decidió quitarse la vida. (Todavía se conserva en el Club la mesa donde lo velaron.) Roque Sáenz Peña, por su parte, puede ser considerado como el refundador del Club del Progreso por haberlo modernizado y ponerlo mas acorde con la prosperidad de principios del 900. Durante sus diez presidencias entraron mas de quinientos nuevos socios y se levantó el magnífico edificio de cinco pisos en la elegante Avenida de Mayo que fue sede del Club hasta 1940. Fue allí donde por primera vez habló públicamente de la necesidad de una reforma electoral, durante el discurso que dijo en el banquete que festejaba los cincuenta años del Club, el 1° de Mayo de 1902. Otros motivos, además de los políticos, movían a los integrantes del Club del Progreso: desde los primeros tiempos se intentó con éxito convertir al Club en un lugar de encuentro social y cultural. En sus famosos bailes y tertulias comenzaron muchas amistades que terminaron en casamientos y por muchos años fue el recinto obligado para recibir a los ilustres visitantes extranjeros y festejar los acontecimientos patrios con la asistencia de las mas altas autoridades de la Nación. Su galería de retratos de próceres no tuvo parangón en todo el país y su biblioteca se fue convirtiendo en una de las mejor provistas de libros nacionales y extranjeros, conseguidos por compra o por donaciones de los socios. En cuanto a su colección de diarios y revistas, iniciada en 1852, formó la mas importante hemeroteca de sudamérica (actualmente en la biblioteca del Congreso). Mucha agua ha corrido bajo el puente desde los años fundacionales. Grandes transformaciones ocurrieron desde entonces. En estos 150 años el país cambió, creció y sufrió, pero, como aquellos hombres del 52 y del 80, seguimos ambicionando un futuro mejor para esta Argentina formada por sus descendientes y por los descendientes de millares de inmigrantes venidos a estas tierras en busca de paz y trabajo.Entre todas las instituciones que forman nuestro país el Club del Progreso tuvo desde el comienzo la misión de tratar de lograr la unidad en la diversidad, con miras al progreso espiritual y material de nuestra Patria. Y está dispuesto a continuar en la empresa.
El Restaurante cuenta con dos salones, uno en la planta baja denominado Patio del Progreso donde se come Parrilla o carne (Cochinillo o costillar vacuno) al horno de barro. Este lugar es apto para fumadores. El de la planta alta llamado Club el Progreso se comen platos de cocina.
Incursionamos por la parrilla, donde además de la hermosura de las instalaciones de este Club, comimos carnes de excelente calidad, y muy bien cocinadas. La costilla al horno de barro, acompañada de ensalada espectacular. Idem el Bife de Chorizo con papas fritas que salio muy bueno. La atención es excelente, diría esmeradisima, con camareras que siempre estan prestas a conformar al cliente.Los postres: panqueque de manzana quemado y el flan tambien de primera calidad. En fin, fue una grata sorpresa, porque hacia mucho tiempo no iba a ese lugar, donde antaño no habia comido demasiado bien. Las empanadas mendocinas, deberan mejorarlas, ya que no tienen nada que ver con la calidad de la comida. Estaban secas, y le vi poco de mendocinas. En fin, altamente satisfecho con la experiencia culinaria del sabado. El lugar arquitectonicamente imperdible. El patio de los fondos -al aire libre- espectacular para las noches de verano. Auguro que mi presencia seria infaltable en esos fondos, en alguna calida noche de verano. Muy recomendable.
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