martes, 16 de noviembre de 2010

DEMURU Honduras 5296 Ciudad de Buenos Aires -HERNANDO HARB














DEMURU

Honduras 5296

Ciudad de Buenos Aires


Está presto a realizar un viaje a París donde será alumno de un curso de cocina muy especializado. Se llama Juan Pedro Demuru y es un hombre tan activo a la par de su imaginación que vuelca en su oficio de chef. De primera.

Hace justo un año inauguró su restorán propio: “Le puse mi apellido. Como si fuera un hijo mío” comenta con una simpatía a flor de piel.

Está ubicado en Honduras y Godoy Cruz, con exactitud: Honduras 5296.

La característica del restorán es ya, a esta altura, conocida: “cada tres, o a veces cuatro meses, renuevo la carta”. Cuando retorne de la dulce Francia Demuru presentará modificaciones, lo que se traduce como novedades para adictos a comer como se debe: muy bien.

Antes de que emprenda su periplo francés, el cálido lugar –luces bien ubicadas, decorados magníficos- la carta depara una ensalada de vegetales asados y mix de hojas con vinagreta ahumada. Lo que se dice un doble ¡Glup! Al estilo de Blanca Cotta.

Como plato central está esperándolo una bondiola braseada con salsa de Malbec en reducción de canela y tropezones de calabaza y compresión a base de frutas (sic). Tantas palabras = tantos bocados inesperados.

Hay un plato con conejo y otro con cordero que se pueden traducir como un festín. ¿Lo anotó?

Los postres van desde un flan casero que derrocha crema y dulce de leche hasta un tinglado de panqueques que cierran la fiesta regada con un vino a su gusto que puede elegir entre los más selectos de las bodegas nacionales.

Detalle no menor: hay placer especiales para celíacos y para vegetarianos. Un ofrecimiento infrecuente en los restoranes porteños bien provistos.

En cuanto al precio por persona es, lógico, varía de acuerdo con los platos elegidos. Pero es un término medio de cien pesos.

Se atiende de lunes a sábado (desde las 19.30 al cierre). Valen todas las tarjetas. Las reservas hacerlas al 4831-5812.

No queda otra cosa que desearle a Demaru un buen viaje y que cumpla los deberes del cursillo para volcarlos sabiamente en los platos que esperamos sus comensales.


HERNANDO HARB

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