SUDESTE
Tiscornia 960 - San isidro
Prov. de Buenos Aires
Su nombre es indicativo de calidez. El nombre es, en es caso, símbolo de cálido ambiente. Está situado en el Bajo de San Isidro. Ha cumplido tres años. Y cuenta con la aprobación de comensales seleccionados que saben lo que quieren.
Hay cuarenta cubiertos en el salón principal –confortabilísimo- y diez más en el jardín de lo que apropiadamente se denomina casa. Porque está atendida por sus encantadores dueños, habitantes de la vivienda ubicada en la parte trasera. Ojo, hay que tocar el timbre cuando usted llega, dispuesto a comer como Dios manda.
Es una clásica casa ribereña, fabricada toda de madera, la vajilla es antigua, hay velas. Y todo el prometedor romanticismo se completa con un fondo musical de jazz (del bueno) o la bossa nova que lo invita a despertar recuerdos de los buenos.
El chef es Constantino Astirakakis, y su inspiración gastronómica es mediterránea, como es de presumir.
En las entradas fulguran unas quesadillas de pollo con pico de gallo y guacamole que son un poema de Serrtar hecho receta de primera con la poesía en la vajilla y con el romanticismo que uno porta por naturaleza. No podía falar un tapeo español típico. Imperdible,-
En los platos principales, lo van a deslumbrar un solomillo de cerdo al oporto con chutney de manzanas y batatas fritas. Degústelo y siéntase a orillas del azul del mar iluminando su vida a la hora de la gastronomía.
Para los postres, ordene una creme brulee o una marquise de chocolate negro y blanco con crema de café. Unos versos de amor y promesas en su plato.
La carta de vinos no es muy numerosa, pero va a encontrar su perfume etílico adecuado-
Sudeste está situado en Tiscornia 960, San Isidro. Lo atiende de miércoles a sábados a la noche. Para reservar lugar (es necesario) llamar (con tiempo) al 4742-7694. No falle. Los precios son accesibles para los tiempos que corren.
NOTA: Si un comensal desea llevar su vino de preferencia, ésos que no se encuentran en una carta comúnmente, llévelo, Sudeste le dispensa un servicio de descorche. Es un detalle nada frecuente, ¿no es cierto?
HERNANDO HARB
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